miércoles, 20 de junio de 2012

Un pequeño extra

Parece que esto se acaba de verdad y como hoy era el final de las clases pues que forma mejor de despedirse que haciendo el último trabajo.
El ejercicio de hoy es uno que nos ha dicho Luisa hoy para entrenernos un poco ya que no estabos casi nadie, por no decir que eramos solo dos personas y me parece interesante compartirlo.

El primero es inventarse un cuento fantástico que tenga que ver con un examen de lengua y literatura, y como he dicho no puede faltar ese toque de fantasía.

Aquella mañana me levanté a la misma hora de siempre, quién me iba a decir que sería el último día que iba a  ver amanecer.
Me sentía un poco extraño, un hormigueo recorría todo mi cuerpo, me miré al espejo y al ver la misma cara de siempre, pálida y ojerosa, no le presté más atención a aquella sensación y continué vistiéndome.
Supuse que serían los nervios de no haber estudiado nada para el examen de lengua de hoy.
Llegué tarde a clase como de costumbre, me senté en el primer asiento que ví libre y el profesor me entregó el examen.
La sensación de hormigueo aumentó y continué diciéndome que eran los nervios.Las agujas del reloj avanzaban dejándome menos tiempo para intentar contestar alguna pregunta, todo esfuerzo por recordar algo fue inútil, sonó el timbre y el profesor empezó a recoger los exámenes a toda prisa pero en ese momento algo pasó, el tiempo se había detenido y yo era el único que podía moverse, el hormigueo de esta mañana había desaparecido y por fín pude entenderlo todo, siempre supe que no era como todos los demás chicos de mi clase, aunque no me imaginé que fuese por poder para el flujo temporal.
Sin pensarme mucho las cosas cogí el libro de lengua y comencé a rellenar mi examen en blanco.
Cuando al fin lo terminé y guardé el libro el tiempo volvió a la normalidad; nadie se había dado cuenta de lo que había pasado, todo seguía como antes.
Cuando salí de clase, no conforme, quiese volver a probar. Desee para el tiempo pero este no respondió y siguieron pasando los segundos, decidí no rendirmey volver a probar.
En esta segunda vez si que noté algo recorría mi cuerpo de nuevo pero no pasó nada,me concentré más y el cosquilleo aunmentó y aumentó hasta que mi reloj de pulsera se paró.
Había conseguido detener el tiempo otra vez y aproveché la ocasión para hacer todas la cosas que un chaval de dieciseis años con semejante poder puede imaginar.
Cuando terminé de divertirme quise hacer que el tiempo corra, pero este no lo hizo más.
No se cuantos días, semanas o años han pasado desde entonces, pero aún sigo atrapado en este mundo vacio de vida, donde el único sonido que escuchas es el de tus pasos y tu propia respiración, donde es denoche siempre, con la esperanza de que algún día vuelvan a correr los segundos y las calles vuelvan a llenarse de vida y de que alguien encuentre este pedazo de papel para así poder compartir esta mi historia.

Otro ejercicio era el de inventar un final para el teto que leimos en clase de " El Sur ":
Después de coger la navaja del suelo comprendí que iba a morir por una tonteria, aunque ya era tarde para volver atrás, había apostado mi orgullo.
Al ver que uno de los muchachos estaba apunto de avalanzarse sobre mi, el gaucho se levanto y se puso en medio.
Aquel viejo había parado la pelea y cuando me miró solo me dijo que quería ver lo lejos que estaba dispuesto a llegar aquel extranjero por una burla absurda y concluyó diciendo que era un estupido señorito de ciudad como todos los demás.

1 comentario:

  1. Ana, he dicho en mi última entrada que eres una persona maravillosa y realmente lo creo. Me encantó hablar contigo esta última clase y el regalo de este inesperado cuento final y de tu entusiasmo por la literatura, de tu capacidad para entender qué es el arte. Hay algo especial en ti y por eso te cuesta conectar fácilmente con la gente por tu forma de ser.Lo sabes.

    Lo importante no es solo ser visto, sino cuánto uno puede ver. Y tu vas a ver mucho. Encontrarás muchas personas que también tienen la capacidad de ver y la sensibilidad de ver y sobre todo en la literatura, en el arte.
    Gracias, por estar ahí.
    Besos.

    Luisa.

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